El australiano que lo abandonó todo por una izquierda perfecta en un pequeño pueblo de Euskadi.
Hablar de Craig Sage es hablar de Mundaka. La historia de la izquierda más famosa de Europa pasa por la biografía de este australiano que un día lo dejó todo en su Newscastle natal por una ola perfecta en un pueblo perdido de Bizkaia.
La historia de Craig es la de Mundaka, una historia que ahora se narra en ‘Surf to Live’, un libro escrito por el propio Sage que acaba de salir a la luz bajo la editorial Surfing Challenge y que recorre la cronología del surf en la barra. Aprovechando la presentación de la publicación, nos sentamos a charlar con Craig para dar forma a la siguiente entrevista.

Es curioso como la historia de la ola más famosa de Euskadi (y de Europa) va ligada estrechamente a la llegada de surfers extranjeros como tú. ¿Cómo termina un surfista australiano en un pueblo perdido de Euskadi en los años 80?
Durante mi juventud en Australia, en los años 70, viajar era un sueño lejano. Sabíamos que había olas en Hawái por algún reportaje pero, por ejemplo, aún no teníamos conocimiento de que había olas en Indo. Poco a poco, se empezó a viajar a Inglaterra, Francia, Portugal… Empezaba a haber información. Hacia el año 78 salió un artículo en la ‘Surfer’ que daba muchas pistas. Realmente, era muy místico viajar en busca de olas. ¡La información nos llegaba con cuentagotas!
Recuerdo que estando yo trabajando de socorrista en Cornwall (Inglaterra), un tío escocés me habló de Mundaka. El caso es que, en 1980, me planté allí con un amigo.
¿Cómo fue la primera vez que surfeaste en Mundaka y cómo esto cambió tu vida?
Recuerdo perfectamente el primer día que surfeamos en la barra. Fue el 30 de septiembre de 1980. Los dos goofies, además, imagínate… ¡Flipamos! Surfeamos allí varias semanas. Vivíamos entre el coche y una tienda de campaña. Después, pusimos rumbo a Portugal, con intención de ir hacia Marruecos. En febrero de 1981, mi amigo decidió volver a Mundaka. Yo volví más adelante, en 1982, como escala antes de regresar a Australia a continuar con mis estudios de Derecho. El caso es que nunca me fui y allí me quedé para siempre (risas). Fue la época en la que aprendí a conocer la ola, a surfearla de verdad, a conseguir lo que todo el mundo busca cuando surfea en Mundaka: coger una ola en el pico y terminar en la playa de Laida.
Un tío escocés me habló de Mundaka y el 30 de septiembre de 1980 me planté allí con un amigo.
